El espejo de la impunidad: lo que aprendimos del sexenio pasado

La impunidad no empieza cuando se comete un delito; empieza cuando el poder decide mirar hacia otro lado

Víctor González

10/12/20251 min read

La impunidad no empieza cuando se comete un delito; empieza cuando el poder decide mirar hacia otro lado.
En Jalisco, ya conocemos esa historia.

Durante el gobierno de Enrique Alfaro, vimos desfilar a funcionarios protegidos pese a sus faltas: Fela Pelayo, Diedra González Free, Germán Ralis… todos involucrados en conductas que habrían ameritado sanciones ejemplares, pero que terminaron en el olvido, disfrazadas con el manto del poder.

Esa cultura de la protección política nos dejó una herencia nefasta: el mensaje de que “si estás con los tuyos, nada te pasa”.
Y hoy, con el actual gobierno, pareciera que el guion no ha cambiado.
Los mismos errores, los mismos vicios, el mismo silencio ante lo evidente.

Cuando un funcionario comete un acto irregular y el gobernador lo protege, no se trata solo de una omisión administrativa. Se trata de una complicidad institucional. Y la complicidad, en el ámbito del poder público, es corrupción.

Jalisco no necesita discursos sobre “refundaciones” o “nuevos comienzos”.
Necesita coherencia. Necesita gobernantes que actúen con la misma severidad con la que exigen.

La impunidad es el espejo donde se refleja la decadencia moral del poder.
Si seguimos tolerándola, estaremos normalizando el cinismo como forma de gobierno.

Yo me pregunto —y te pregunto—:
¿cuántos casos más deben ocurrir antes de que entendamos que proteger al corrupto también es corrupción?